domingo, 22 de febrero de 2015



Para los que no habéis leído todavía mi novela, aquí os dejo el comienzo.

CAPÍTULO 1
El día había comenzado temprano. Las primeras luces del alba se colaban por mi ventana, dándome una buena razón para levantarme. Los primeros rayos de sol, mostraban un universo de acuarela que se iba desplegando ante mis ojos. Allí, ante mí, se iba pintando un gigantesco cuadro, reposadamente, con todos y cada uno de los detalles, para deleite de mis pupilas, que se iban impregnando de color. El reloj apenas marcaba las seis de la mañana y el día ya había merecido la pena. Me di una buena ducha para que mi cuerpo no notara en exceso, las pocas horas de descanso de las que había disfrutado. Durante la noche, se habían agolpado en mi cabeza demasiadas ideas, demasiadas futuras y pasadas sensaciones.  Me puse mi pantalón desmontable, una camisa de manga corta, mis botas de montaña y una chaqueta que, me ayudaría a aliviar la suave brisa de la mañana, pero sobre todo, me sería de gran utilidad más entrado el día.
Volví a mirar por la cristalera para cautivarme con los nuevos detalles del lienzo. Cuando mis ojos ya no podían absorber más belleza, salí de la habitación de mi hotel. Era una de las ocho que tenía el edificio. Un sitio realmente acogedor, muy familiar, lleno de encantó. Un viejo inmueble conservado en perfecto estado, con las paredes interiores pintadas de un color amarillo suave y el techo blanco con vigas de madera de color marrón oscuro, atravesándolo. Todas las habitaciones estaban orientadas hacia el mismo lado, sus ventanas de madera pintadas de color verde, llenas de flores, daban al lago Hallstätter See, un sitio único para relajarse, descansar y pensar.

Me dirigí hacia la cafetería que estaba en la planta baja y me tomé un café bien cargado en la terraza de madera que había sobre el lago. Miré como se reflejaban las dos montañas de enfrente en el agua como si fuera un espejo de grandes dimensiones. La pintura ya estaba terminada y yo aparecía en ella. Mientras miraba la tranquilidad que había en aquél agua totalmente cristalina, me fijé en  una pareja de cisnes que cruzaban tranquilamente el lago, embrujados por el silencio y la tranquilidad, viviendo  ese momento de paz que les regalaba la naturaleza. Entonces, contagiada por la calma que allí se podía respirar, cerré los ojos y respiré tranquila y profundamente, como intentando absorber todo el olor de ese instante. Era una sensación de calma inigualable, tanto que parecía que el tiempo se hubiera detenido. 


Perdón por haber tenido el blog sin ninguna actualización, a partir de ahora prometo poner algún comentario de vez en cuando.
Quería compartir con vosotros las alegrías que me está dando esta novela. He realizado ya varias presentaciones en distintas localidades de Madrid, he asistido al Congreso del Ra celebrado el 14 de febrero de 2.015, he disfrutado de Cafés Literarios, de Grupos de Lectura... pero lo mejor, vuestros comentarios. Muchas gracias a todos por disfrutar de "Carpe diem, et Vivet"